martes, 13 de diciembre de 2016

EL LÍMITE DEL CONTROL

Hay un espejismo
En el fondo de cada océano
Que guarda
El tiempo de las piedras.

Hay una verdad
En una milésima de cada sueño
Que abre
El enigma de la mente.

Hay copiosa soberbia
En el alma de aquél
Que se tenga por dios
Pues acabará en el cementerio
Y ahí sabrá

Lo que es la vida.

PRESAGIO

Cada lapso fértil
De hacer nacer
Una nueva confesión de la luna
Mece el fuego
De un antiguo corazón

Cuando dos bocas
Danzan
Al compás del aliento
Los dioses juegan
Y un primitivo ritual
Comienza.

Trataré de encontrar
El país escondido
Donde los ríos se estrangulan
Y los días reciclan su signo
Y un sexo imposible
Junto al hambre de la intriga

Proliferan.

EL VERANO TIENE ESE NO SÉ QUÉ

Es presente el verano
De noche enciendo una mujer
Mientras invento otra estación
En la que no termine cenizas
Ni mis sueños te congelen

También, en la sorpresiva mañana
Desaparecen antiguas tumbas
Y el día siempre pagará
Las cuentas que deja la noche.

Antes
Mis manos crucé tras su blanca espalda
Una canción que yo mismo escribí,
Canté
Y el alba
Ebria e impasible sobre ambos,
Vistiéndonos con la luz del sol,
Pacientemente se extendió
En un ritmo de besos y brazos.

Durante
Algún que otro beso
En la tibia concavidad
Detrás de la oreja,
Allí donde apaciblemente
Se almacena el perfume primero,
Obligadas
Mi boca y nariz se vieron,
Sin oponer resistencia,
A entrometerse y quedarse.

Entonces
Aun relincha el tiempo
Una fruta ennegrece
En el aire denso del verano
Y hasta mueren los cisnes


¡Seré carbón, seré azufre!