domingo, 6 de noviembre de 2016

LEYENDA

Tras una leyenda reiteradamente sideral
Mi anterior escepticismo me paraliza
En el silencio inconfesable
De zafiros transparentes pendiendo,
De una dramática coronación de lunas,
Cuando la tarde palidece
Y el día ya es recuerdo.

Se arrojan al remordimiento
Los chacales de la noche
Mientras la cruenta estirpe reza,
La oquedad de algún dios:
Confiésate ser doliente
Églogas en la bruma dicen
Sobre zapatos de cocodrilo.

¿El egoísmo de pertenecer me niega volar hacia lo desconocido?

Extraño mi antiguo costado de alegría divina:
La ternura bestial de un instinto
En las horas de plata y sol
Junto a los mares,
Sobre mi humanidad la mujer que
Se devela como el origen de todo,
Y nuestra locura
Incendiándose en el aire picante.
Mi cabeza se ha vuelto
Un coctel inefable de
Deseos y realidades
¡Necesito nuevo aire!

¡No, no!
Del espectro cegador y cognoscible,
Recordé que mi deber no me fue absuelto
Ni lo será hasta que
El último sorbo de cielo
Me conceda el titulo de eremita,
Tímido y ferviente,
Que siempre reprimí
Como morador de lo más cercano a la verdad
Como un dios oculto,
Un filosofo hambriento o

Un poeta curioso.

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